1 de noviembre de 2016

Vasconia de la Conquista Islámica a la creación del reino de Pamplona (Siglos VIII y IX) por Mikel Pozo Flores

En 711, los musulmanes entraron en la Península ibérica, destruyeron el Reino visigodo y en pocos años se hicieron con el dominio de todo el territorio. El objetivo de su exposición es la de explicar las consecuencias que estos hechos tuvieron en los actuales territorios de la antigua Vasconia -Euskal-herria-.
Mikel Pozo comienza su charla con la descripción de los recientes hallazgos realizados en Pamplona, que ilustran al mismo tiempo, la presencia de los musulmanes en la Ciudad, así como las estrechas vinculaciones de los Dirigentes cristianos con el Poder islámico; también expone brevemente las características del hábitat rural mediante ejemplos arqueológicos de esa región. A continuación, pasa a analizar las distintas formas en las que los actuales territorios de Álava, Pamplona y el sur de Navarra se integraron en al-Andalus. En la Navarra meridional, el tan célebre como des concertante conde Casio, primero del linaje de los Banu Qasi, se convirtió al Islam. Sus descendientes lograron en el siglo IX una posición preponderante llegando a conocerse a Mūsà ibn Mūsà como el tercer rey de España. Los dirigentes de Pamplona firmaron un acuerdo de paz con los musulmanes quienes instalaron una guarnición en la ciudad. A lo largo del siglo VIII, tanto pamploneses como alaveses continuaron siendo cristianos y por ello pagaron la yizia, un tributo cuyo pago simboliza el reconocimiento de la autoridad del califa por los cristianos. Aprovecharon las crisis del poder islámico para zafarse temporalmente del pago, lo que el poder musulmán solventaba con el envío de expediciones. Entre medias, la batalla de Roncesvalles de 778, que no pasó de una escaramuza. Después, Mikel, llama nuestra atención a las dinámicas que se generan en estos espacios periféricos de al Ándalus.  La guerra y el tributo, el conflicto y la paz, eran dos mecanismos esenciales en las relaciones entre los Poderes vascos y el Emirato. Las alianzas con otros Poderes cristianos o musulmanes del entorno que, a veces, se materializaban incluso en matrimonios eran habituales, bien para hacer alguna razzia o ayudar a algún rebelde musulmán. Mikel nos nuestra algún ejemplo esclarecedor. Las victorias traían riquezas que permitían afianzar la posición de las familias en la jerarquía social mediante la distribución de las mismas entre sus clientelas. En cambio, las derrotas podían ser desastrosas para un grupo familiar. Continua, explicando la evolución de los territorios de Álava y Pamplona en el siglo IX. Álava se convirtió en un condado del reino de Asturias, de hecho el rey Alfonso II tenía ascendencia alavesa, y desde finales del siglo VIII los musulmanes lo consideraron territorio de guerra. Por el contrario, en Pamplona –después de una breve aproximación a los Carolingios– se construyó un reino. No surge como reacción de los cristianos al Islam, sino como el resultado de las transformaciones sociales y políticas favorecidas por las dinámicas de la periferia de al-Ándalus. El primer rey de Pamplona conocido fue Eneko Aritza (muerto en 851) cuya autoridad se basaba en una doble legitimidad: para los habitantes del país era su rey cristiano mientras que para el Emir era su representante en Pamplona. En último lugar, Mikel, muestra algunas de las consecuencias de esta doble legitimidad en el interior y la forma en la que se producía la dominación social en el naciente reino de Pamplona. Respecto a la primera cuestión, algunos elementos, a priori contradictorios, permitieron mantener un tenso equilibrio en el interior del país: Pamplona era la zona de los gobernantes vinculados al poder islámico, mientras que el espacio de lo sagrado estaba en el norte donde surge además un cristianismo de combate materializado en discursos como el de la Vida de Mahoma escrito en el monasterio de Leire. Respecto a la segunda, el poder político del rey no era algo abstracto, sino que se convertía en poder socioeconómico a través del control del espacio no cultivado: dirimiendo los conflictos entre las comunidades y recibiendo de ellas ciertos pagos.

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