Iñaki UriartePalacios, Arquitecto y estudioso del Patrimonio
Arquitectónico, Industrial y Portuario, se ha especializado como
documentalista y articulista en temas urbanos y de arquitectura. Desde
1994 se ha esforzado especialmente por recuperar la memoria
industrial, arquitectónica y paisajística de la Ría de Bilbao. Igualmente,
ha trabajado en la elaboración del libro sobre estructuras industriales
en el País Vasco, del DOCOMOMO (Documentation and Conservation
of buildings, sites and neighbourhoods of the Modern Movement -
Comité Internacional de Documentación y Conservación de Edificios, Sitios y Barrios del Movimiento Moderno).
La conferencia que Iñaki
Uriarte dará en Kulturate, sucesivamente modificada en conceptos,
referencias e imágenes, ha sido previamente ofrecida en diversos foros de Barcelona, Bilbao, Gijón, Zaragoza e Iruñea, entre otros.
El título y
contenido de la charla (“Oda a la fábrica abandonada”) son genéricos,
no se refieren a ninguna fábrica en concreto, ni por su ubicación,
historia, tipología o producción, sino a alguna de cualquier lugar.
Considera la fábrica como una catedral de la industria y en este
contexto expone una evocación personal, como un acto secular: un
homenaje a los siglos XIX y XX.
Relata y a la vez revela la singular
emoción de estos recintos y espacios en situación de obsolescencia
productiva, tregua inmobiliaria, indefinición patrimonial, indiferencia
social e incierto destino. Es un homenaje simbólico y agónico a la
fábrica.
Valoriza su identidad urbana, la intrepidez constructiva,
volumetría de la edificación, espacialidad del recinto, su expresividad
estructural, calidad material y cualidad textural, apreciando todo tipo de
vestigios que constituyen y quizá reconstruyen, el espíritu fabril,
ausente pero no olvidado.
La fábrica abandonada, habitualmente se
percibe como una provocación al orden urbanístico, la estética
convencional y los espíritus distraídos. Sin embargo, se pretende que
su contemplación sea una visión comprensiva y compasiva de un
espacio ya sin actividad ni humanidad. Sugiere una invocación en la
mirada y una implicación en la sensación creada. Supone el fin de la
función, la historia colapsada, el tiempo detenido: un elogio de la ruina,
el futuro indefinido.
Aparecen como recintos vacíos de producción,
rodeados por el olvido dónde la memoria merodea en unos lugares
poseídos por la ingravidez y repletos de vivencias, que todavía
almacenan nostalgia y producen melancolía.
Estos parajes,
edificaciones, instalaciones e ingenios industriales inactivos, indefensos
e incomprendidos insinúan su voluntad de persistir, inmutables al
infortunio, a la intimidación ignorante que proclama su desaparición, la
provocación especulativa y la perversidad demoledora. Resistiendo con
responsabilidad histórica y dignidad arquitectónica, mostrando su
evidente validez de reutilización y reivindicando el ineludible indulto que una sociedad sensible con su pasado debe conceder.
Esta oda oral,
un texto leído por el narrador, con insurrecta tonalidad,
simultáneamente a la contemplación de imágenes alusivas, se
acompasa con un fondo musical en sintonía conceptual, constituyendo
un alegórico concierto temático.
Credito foto:Julio Iriarte
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